Nuestros diamantes y piedras

Un diamante cultivado en laboratorio es un diamante 100 % real. Es química, física y visualmente idéntico a un diamante extraído. Los diamantes naturales se forjan bajo la presión aplastante y el inmenso calor del manto de la Tierra a unas 100 millas bajo tierra. Los diamantes cultivados en laboratorio también se crean utilizando presión y calor extremos, pero dentro de una máquina en lugar de las entrañas de la Tierra, y lo mejor de todo, por supuesto, ¡no requieren minería!

¡Sí! Los diamantes cultivados se clasifican por su color, claridad, talla y quilates, al igual que los diamantes extraídos de minas. El GIA (Instituto Gemológico de América) y el IGI (Instituto Gemológico Internacional), entre otros institutos gemológicos, ofrecen certificados para diamantes cultivados en laboratorio. ¡Los gemólogos no pueden diferenciar un diamante extraído de uno cultivado ya que no hay nada que diferenciar!

¡Sí! Los diamantes ahora se pueden cultivar con energía 100% renovable. Cada vez más laboratorios están cambiando a estos métodos en evolución, es decir, convirtiéndose en carbono neutral, asegurando aún más que los diamantes cultivados sean los diamantes más sostenibles del planeta.

Los científicos usan calor y presión para hacer crecer diamantes cultivados en laboratorios para replicar exactamente la forma en que se forman los diamantes bajo tierra. Una vez que los diamantes crecen, el proceso mediante el cual los diamantes sin tallar llegan a sus joyas es idéntico: deben cortarse y pulirse para darles la forma y el brillo que todos deseamos en nuestras joyas.

Ahora, Para ser más técnicos, usamos alta presión y alta temperatura (HPHT) y deposición de vapor químico (CVD) para crear nuestros diamantes.

HPHT requiere una "semilla" de diamante, que se coloca en medio de carbono de grafito puro en un cámara. Luego se expone a temperaturas de alrededor de 1500 °C y se presuriza a aproximadamente 1,5 millones de libras por pulgada cuadrada.

CVD es el método más reciente para cultivar diamantes. Implica poner la semilla en una cámara sellada llena de gas rico en carbono, que luego se calienta a alrededor de 800C. Bajo estas condiciones, los gases comienzan a “pegarse” a la semilla, creciendo átomo de carbono de diamante por átomo.

Imagínese poder obtener diamantes 100 % reales, sin excavar agujeros enormes, sin desplazar la tierra, sin desplazar la vida silvestre de sus hábitats y sin contaminar el agua, la tierra o el aire. Imagine diamantes obtenidos sin poner en riesgo a una sola persona, o especialmente a la vida de un niño. Bueno, esto ya no es cuestión de imaginación. La tecnología está aquí y ha cambiado para siempre la forma en que pensamos en nuestros diamantes. ¡Cuanto antes aceptemos este cambio y lo apoyemos, mejor será para nuestro planeta y su gente!

Los diamantes incluso se pueden cultivar usando energía 100 % renovable y extrayendo carbono de la atmósfera. Esto los hace carbono negativos. Con cada mes que pasa, más de los mejores laboratorios del mundo se están volviendo neutrales en carbono en el cultivo de sus piedras. Este nivel de sostenibilidad es incomparablemente superior para el bienestar del planeta cuando se considera la alternativa: tener que explorar nuevas tierras con equipos contaminantes, cavar hoyos que causan daños permanentes y exponer a las personas a peligros en el proceso de extracción solo por un diamante, que ahora podemos crearnos a nosotros mismos menos todos estos daños.